domingo, 6 de abril de 2014

PERSPECTIVA DE GÉNERO

PERSPECTIVA DE GÉNERO

INTRODUCCIÓN

Comprender que los tiempos ya han cambiado y que ya no importa

 si eres hombre o mujer para realizar ciertas actividades, laborales, deportistas, etc es lo que busca la perspectiva de genero.
La perspectiva de género abre un conjunto de posibilidades para los seres 
humanos, desde una mayor riqueza y variedad de opciones vocacionales y laborales hasta 
el disfrute de nuevas formas de vida afectiva y distintos arreglos familiares. 
 Aceptar que tener cuerpo de mujer o de hombre no significa automáticamente 
tener determinadas habilidades, ciertos deseos, ni lleva a realizar "naturalmente" ciertas 
tareas o a elegir ciertos trabajos o profesiones, abre un panorama vital, afectivo, 
educativo y laboral mucho más complejo y rico para todas las personas. 
Aunque éste es un hecho liberador, para algunos grupos de la sociedad representa 
una amenaza, porque cuestiona sus creencias religiosas. Una creencia con mucho peso es 
la de la "naturalidad" de la complementariedad de mujeres y hombres, mediante la cual 
se explica la separación de los dos ámbitos, el privado y el público. Esta creencia se basa 
en la extrapolación de la complementariedad reproductiva a las demás áreas de la vida y 
justifica así, basándose en la diferencia sexual, las diferencias políticas, sociales y 
económicas entre los dos sexos.

¿Qué es la Perspectiva de Género?

Al hablar de la perspectiva de género suele asociarse con un asunto de mujeres. Sin embargo, es un concepto mucho más amplio que alude a la necesidad de acabar con las desigualdades de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres.
es una categoría analítica que acoge a todas aquellas metodologías y mecanismos destinados al «estudio de las construcciones culturales y sociales propias para los hombres y las mujeres, lo que identifica lo femenino y lo masculino»1 que supone la existencia de una desigual distribución de poder entre géneros en todas las clases sociales. Su origen se remontaría al documento emanado de la Cuarta Conferencia sobre la Mujer celebrada en Pekín en 1995, instancia en la que se utilizó por primera vez como elemento estratégico para promover la igualdad entre mujeres y hombres;2 n 1 tal lógica incitó el surgimiento de una serie de investigaciones y debates en torno al rol de la mujer en dicho marco, aunque enfoques recientes incluyen también estudios sobre los hombres y lo masculino, o su análisis desde el lesbianismo, el masculinismo y la homosexualidad

¿Y...qué implican estas diferencias?

Que las desigualdades de trato y de oportunidades van en contra de los Derechos Humanos, ésta situación ha afectado históricamente más a las mujeres, en razón de su sexo, es decir por el sólo hecho de ser mujeres.
Algunos ejemplos son:
·        La violencia familiar
·        La discriminación por edad,  estado civil o embarazo para obtener un empleo
·        Un número menor de mujeres con puestos de decisión
·        Los feminicidios
·        El hostigamiento sexual en el transporte público

·        La prostitución de mujeres y niñas
·        La pobreza femenina


La perspectiva de género pretende desnaturalizar, desde el punto de vista teórico y desde las intervenciones sociales, el carácter jerárquico atribuido a la relación entre los géneros y mostrar que los modelos de varón o de mujer, así como la idea de heterosexualidad obligatoria son construcciones sociales que establecen formas de interrelación y especifican lo que cada persona, debe y puede hacer, de acuerdo al lugar que la sociedad atribuye a su género.

CONCLUSIÓN

Los procesos culturales de género mediante los cuales las personas nos convertimos 
en mujeres y hombres también conllevan altas dosis de sufrimiento y opresión. La 
dificultad de reconocer la diferencia sin establecer un criterio de superioridad o 
inferioridad es una característica humana. Toleramos poco la ambigüedad, no 
comprendemos la equidad y nuestro afán clasificatorio está regido por un ánimo 
jerarquizador: traducimos la diferencia en desigualdad. Es importante subrayar que la 
dificultad de alcanzar la igualdad con el reconocimiento de las diferencias, un desafío 
relativo a todas las desigualdades (racial, étnica, religiosa, política), sigue sin ser 
analizada en el ámbito sexual. Dentro del esquema cultural tradicional que postula la 
complementariedad de los sexos y la normatividad de la heterosexualidad, tanto la 
diferencia de las mujeres respecto de los hombres como la de las personas homosexuales 
respecto a las heterosexuales, se traducen en prácticas sociales de opresión y 
discriminación: en sexismo y en homofobia (rechazo irracional a la homosexualidad). 


A quien incorpora la categoría género en su perspectiva de análisis se le facilita 
pensar los hechos sociales tomando en cuenta el peso que tiene lo simbólico en la 
materialidad de las vidas humanas. Si la aspiración de justicia se manifiesta como la 
búsqueda de equidad, comprender qué es el género y cómo opera tiene implicaciones 
profundamente democráticas, pues a partir de dicha comprensión se podrán construir 
reglas de convivencia más equitativas donde la diferencia sexual sea reconocida y no sea 
utilizada para establecer desigualdad. Sólo así podrán empezar, mujeres y hombres, a 
establecer opciones de vida más flexibles, no arraigadas en rígidos -y anticuados papeles 
sociales y a compartir equitativamente responsabilidades políticas y domésticas. 
Esta equidad otorgará al concepto de ciudadanía su sentido verdadero: el de la 
participación de las personas, con independencia de su sexo y de su deseo sexual, como 
ciudadanas y ciudadanos con iguales derechos y obligaciones.

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